Por fin volvió la magia de la Champions. La Copa de Europa ha retornado con todo su esplendor una vez aplicado el filtro necesario de la liguilla que deja espacio a la verdadera competición. En la previa, todos hablaban de los delanteros: se esperaba la definición de Benzema, los jugadones de Messi, la calidad de Cristiano, los goles de papá Agüero,… También tuvieron cabida comentarios sobre dos jugadores que podrían ser clave con nombre de superhéroe: Supermario Balotelli del Inter, y Hulk del Oporto. Incluso se esperaba con ansiedad el enfrentamiento entre el Arsenal y la Roma, ¿quién ganaría, el fútbol preciosista de los chicos de Wenger o la entrega de los romanos?
Al final todas esas suposiciones, quedaron enterradas bajo la figura de los que quisieron convertirse en protagonistas por un día. En todos los resultados de los partidos de la jornada, los porteros tuvieron una gran importancia. El Arsenal solo pudo ganar de penalti frente a la Roma gracias a las paradas del brasileño Doni para el equipo romano. En la eliminatoria Atlético de Madrid-Oporto, la figura de Lisandro, bigoleador de la noche para los lusos, se vio eclipsada por la de su compañero Helton, que encajó un segundo gol del que todos se lamentaron en el regreso a Portugal. El Oporto se fue con mal sabor de boca después de haber aprovechado con eficacia huecos infinitos en la medular atlética.
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