En el primer cuarto de hora de partido se cumplió lo prometido, ese pacto implícito que tienen los jugadores y aficionados cuando el escenario es La Catedral. Los de Caparrós salieron a morder, como siempre, pero aún más cuando el duelo incluye a los otros dos grandes de la Liga. Esta jornada tocaba el Barça, y aunque últimamente los antecedentes no eran precisamente favorables, los rojiblancos siempre encuentran la motivación suficiente para hacer sufrir a los equipos punteros en San Mamés. Y mucha culpa de ello la tiene el público, que no para de animar ni un segundo y que siempre mantiene la esperanza de que si no es a base de juego, difícil empresa frente a los azulgranas, al menos sea con la garra y el coraje de sus leones lo que les permita irse a casa con una sonrisa y con algún punto en el bolsillo. Un dato nos ayudaba a predecir el resultado final, y es que de los diez campeones del mundo que saltaron a La Catedral, ocho vestían de azulgrana, mientras que Llorente y Javi Martínez eran las dos estrellas del bando local.
La primera parte transcurrió bajo un diluvio universal y nos dejó varias cosas, entre ellas el partido sentenciado, porque aunque los primeros 45 minutos acabaron sin goles, el Barça ya había secuestrado el balón y amarrado tres puntos. Pero antes de eso había habido una clara ocasión de Keita, un tiro al poste de Villa y una entrada innecesaria de Amorebieta que se llevó por delante a Iniesta en el círculo central y acabó en el vestuario antes del descanso. Con el paso de los minutos los de Guardiola fueron asentándose en el campo y evitando la presión rojiblanca. Con la expulsión las tímidas arremetidas locales desaparecieron y sólo el trabajo y el esfuerzo de los leones iba a permitir mantener la incertidumbre en el marcador.
Tras la salida de vestuarios comenzó el monólogo del Barcelona y sólo un disparo al palo de San José asustó a los azulgranas en el inicio del segundo tiempo. Pero sólo fue un espejismo que acabó con el gol de Keita tras un gran primer toque de Villa. Si el Barça tenía el día, la noche pintaba a goleada bajo la lluvia, pero un laborioso Athletic se dejó el alma para mantener el pulso, ni el gol de Xavi tras un rebote en un defensor hizo bajar los brazos a unos leones que mantuvieron su furia hasta el final.
La expulsión de Villa y un gol de Gabilondo espolearon a una grada que soñó con el milagro en el descuento. Pero la valentía de diez jugadores exhaustos en territorio azulgrana acabó con un contragolpe en el que Busquets batió a Irazoz para poner el definitivo 1-3 en el marcador. Con esta victoria el Barça se sitúa en segunda posición tras el Valencia, que ganó 0-2 al Sporting, y aleja al Real Madrid a un punto, que dos horas antes se había dejado dos frente al Levante (0-0).
Los resultados son lo más importante y más cuando te juegas tres puntos en un estadio tan difícil como San Mamés, y si además desarrollas un gran juego la victoria está casi asegurada. Sin embargo, nunca me dejará de sorprender el coraje y el esfuerzo que ponen sobre el campo los jugadores del Athletic de Bilbao, si todos los equipos jugaran así hasta el último minuto, pierdan 0-2 ó 0-3, el fútbol sería mucho más divertido y habría muchas más sorpresas.
La primera parte transcurrió bajo un diluvio universal y nos dejó varias cosas, entre ellas el partido sentenciado, porque aunque los primeros 45 minutos acabaron sin goles, el Barça ya había secuestrado el balón y amarrado tres puntos. Pero antes de eso había habido una clara ocasión de Keita, un tiro al poste de Villa y una entrada innecesaria de Amorebieta que se llevó por delante a Iniesta en el círculo central y acabó en el vestuario antes del descanso. Con el paso de los minutos los de Guardiola fueron asentándose en el campo y evitando la presión rojiblanca. Con la expulsión las tímidas arremetidas locales desaparecieron y sólo el trabajo y el esfuerzo de los leones iba a permitir mantener la incertidumbre en el marcador.
Tras la salida de vestuarios comenzó el monólogo del Barcelona y sólo un disparo al palo de San José asustó a los azulgranas en el inicio del segundo tiempo. Pero sólo fue un espejismo que acabó con el gol de Keita tras un gran primer toque de Villa. Si el Barça tenía el día, la noche pintaba a goleada bajo la lluvia, pero un laborioso Athletic se dejó el alma para mantener el pulso, ni el gol de Xavi tras un rebote en un defensor hizo bajar los brazos a unos leones que mantuvieron su furia hasta el final.
La expulsión de Villa y un gol de Gabilondo espolearon a una grada que soñó con el milagro en el descuento. Pero la valentía de diez jugadores exhaustos en territorio azulgrana acabó con un contragolpe en el que Busquets batió a Irazoz para poner el definitivo 1-3 en el marcador. Con esta victoria el Barça se sitúa en segunda posición tras el Valencia, que ganó 0-2 al Sporting, y aleja al Real Madrid a un punto, que dos horas antes se había dejado dos frente al Levante (0-0).
Los resultados son lo más importante y más cuando te juegas tres puntos en un estadio tan difícil como San Mamés, y si además desarrollas un gran juego la victoria está casi asegurada. Sin embargo, nunca me dejará de sorprender el coraje y el esfuerzo que ponen sobre el campo los jugadores del Athletic de Bilbao, si todos los equipos jugaran así hasta el último minuto, pierdan 0-2 ó 0-3, el fútbol sería mucho más divertido y habría muchas más sorpresas.
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