
Paolo Maldini se retiraba la semana pasada después de clasificar junto a sus compañeros al Milan para la Liga de Campeones en ese último encuentro de la serie A y de su carrera deportiva contra la Florentina.
Sin embargo, el verdadero adiós de Maldini se había producido una semana antes, ante su gente, en el estadio de San Siro, aquella gran obra arquitectónica que le había visto crecer. Y es que con la excusa de un partido de liga contra la Roma, el estadio entero expresó sus loas a il capitano, con la única salvedad de un grupo de aficionados, que intentó empañar la despedida de este gran jugador, aunque ni ellos ni nadie, lo conseguirán jamás.

Poco a poco il capitano ha ido coleccionando éxitos durante su carrera, llegando a lograr siete scudettos con el Milan, una copa de Italia y cinco supercopas del país transalpino.

En ello tiene mucho que ver su permanencia en el equipo a lo largo de los años, algo que le ha permitido completar ciclos diferentes con grandes entrenadores como Arrigo Sacchi.
Sus cifras sólo contribuyen a ensanchar la leyenda de un jugador que fue mucho más en los terrenos de juego. Todo un estandarte dedicado al balón. Hace algunas semanas se hablaba de “un monumento a Raúl”. Paolo Maldini no lo necesita, no hace falta que nadie lo pida. Maldini ya es un monumento al fútbol.

Con él también se irán dos grandes sombras. La primera de ellas el no haber recibido nunca el Balón de Oro, que se pidió para él. Nunca le importó, siguió trabajando y nunca dejó de luchar, engalanado por esa clase de la que no todos los futbolistas pueden presumir. Hay quien dijo el día de su retirada que “ya podían tomar ejemplo algunos”. Pero es que igual esos algunos tienen más cosas que demostrar de las que tenía Paolo.
En su último día en San Siro, la fiesta fue triste y alegre a la vez. Los aficionados se rindieron ante la grandeza de su ídolo mientras que un grupo de desocupados intentaba aguar la gran cita con pancartas de Baresi. Esa fue la gran sombra, la última de su carrera, y Paolo la esquivó como hacía con los rivales que le salían al paso en el carril del 3.

Como él en su despedida, muchos tratarán de admitir que la temporada que viene no cabalgará en el carril izquierdo rossonero, y pasan de bobadas que nunca empañarán la carrera del tres, acordándose sólo de una pancarta que reivindica el afecto al capitán, lo que significa para la historia del Milan, que pone un broche de oro a su carrera y que estuvo presente durante su última tarde en San Siro: Clonate Maldini (clonad a Maldini).
mario, paolo maldini marcou época. é mais que um ídolo no milan e na seleção da itália, assim como o pai dele, que até já foi técnico da azzurra. saludos, pp
ResponderEliminar¡GRACIE IL BELLO!
ResponderEliminarLeyenda viva del futbol. La derrota y los ·cuatro tontos" ultras no empañan su carrera. Saludos, te espero en mi blog.
ResponderEliminarwww.migustoparticular.blogspot.com
una leyenda absoluta...
ResponderEliminarp: os invito a uniros al grupo de facebook, blogsfcfutbol gracias!
Fantástico artículo y fantástico jugador.
ResponderEliminarUn saludo
Un gran jugador que ha demostrado lealtad a unos colores.
ResponderEliminarSe ha ido uno de los grandes.
Te enlazo¡
Un saludo desde:
http://rockeroakblog.blogspot.com
GRANDE MALDINI y muy grande también el post.
ResponderEliminarSaludos desde
http://saborverdiblanco.blogspot.com/
Una de las mayores injusticias del mundo del fútbol. ¿Qué hace Owen o Cannavaro con un balón de oro? Lo digo con todo el respeto del mundo, pero para mí ese premio no significa nada. Que haya jugadores como Maldini o Henry, o el mismo Raúl en su buena época, que no tengan ninguno me deja un mal sabor de boca.
ResponderEliminarPaolo fue indiscutiblemente el mejor del mundo en su puesto, y lo fué durante muchos años.
GRAZIE MILE PAOLO