lunes, 22 de marzo de 2010

Un clásico, un derby y una decepción superclásica

Este ha sido un fin de semana especial para el fútbol. Ha habido grandes partidos de rivalidad entre aficiones, y clásicos llenos de emoción. Estos partidos han servido como calentamiento de los derbys y clásicos, que muy pronto se jugarán en España.

Este fin de semana Inglaterra ha vivido un Manchester-Liverpool, en Grecia se ha jugado un Panathinaikos-Olympiakos, y al otro lado del Atlántico estaba previsto que se jugara el superclásico, el Boca-River.

Con todo preparado, y con el árbitro que pita los partidos importantes, Howard Webb, en el estadio centenario de Old Trafford, se disputó el Manchester–Liverpool, un partido cargado de rivalidad. Hay poca distancia entre ambas ciudades y eso aumenta la hostilidad de unos hacia otros. Además, son los dos equipos más laureados de toda Inglaterra, y por si fuera poco; los locales se jugaban seguir líderes de la Premier, y los visitantes subirse a otro tren hacia la Europa 1. En la ida, el Liverpool había ganado 2-0, por lo que el Manchester ansiaba la revancha.

El partido comenzó con una sorpresa que le dio ritmo, un gol de Torres en una gran combinación con Kuyt y Gerrard. El tanto del Niño hizo temer lo peor a los seguidores del Manchester, que poco después vieron como un penalti discutible a Antonio Valencia era transformado por Rooney en el empate del encuentro. En la segunda parte, el centro del campo devil ganó la batalla, y cuando toda la defensa estaba pendiente de Rooney, fue un secundario el que desequilibró. Park se lanzó en plancha para rematar de cabeza y anotar el gol decisivo. Fue un gran partido, con emoción, goles y rivalidad, y por supuesto, no defraudó en absoluto.

En Grecia el partido entre los dos grandes del Pireo fue mucho menos vistoso. Tuvo el morbo de ver a Leto, ex de Olympiakos, con la camiseta de Panathinaikos. Estuvieron algunos jugadores conocidos de la Liga española como Raúl Bravo, que formó de inicio en los rojiblancos, al igual que el ex sevillista Enzo Maresca, que estuvo en el centro del campo.

Como suele ser habitual, mucho centrocampismo en este derby, con Gilberto Silva y Katsouranis conteniendo las embestidas del Olympiakos, con un pivote fuerte defensivamente capaz de detener las acometidas rivales. En ambas áreas, hubo duelo de delanteros míticos. Por el Panathinaikos Cissé, y por el Olympiakos, el congoleño Lua Lua (ex Portsmouth). Sin embargo, ninguno de ellos fue capaz de decidir. Cissé estuvo muy fallón en ataque y el africano no fue un referente arriba, sino un jugador de banda; que sería importante sobre todo en el gol de su equipo. Precisamente, en el corazón del Pireo, tuvo que ser un inglés quien se erigiese en el héroe del partido. Entró desde el banquillo Matt Derbyshire para los rojiblancos, y en la primera que tuvo, consiguió el tanto. Lua Lua mete el balón desde la derecha, Derbyshire remata de cabeza, el guardameta verde Tzorvas, rechaza; y el delantero inglés caza el balón para, de segunda acción; anotar el gol que daría la victoria a su equipo. Más tarde entró Sotiris Ninis en el Panathinaikos, y aportó más mordiente al ataque del conjunto del trébol, pero fue insuficiente para derrotar a un Olympiakos que aguantó el resultado hasta el final.

Y del espectáculo de Old Trafford, y el juego poco vistoso del Apostolos Nikolaidis, al esperpento de la Bombonera de Buenos Aires.

El superclásico entre Boca Juniors y River Plate es un partido de otro planeta. Es cierto que en la actualidad los dos grandes del fútbol argentino pasan quizá por su peor momento, pero en un partido como éste parece que el mundo se pare para presenciar a ambos equipos, pase lo que pase, lleguen como lleguen. Resultó absolutamente espectacular el recibimiento de la hinchada xeneize hacia sus jugadores. En el peor momento del conjunto de Boca, la hinchada recibió a sus jugadores como si viniesen de ganar la Libertadores. El ambiente del estadio era bueno, pero el tiempo no acompañó. A las 3 de la tarde en Argentina, la lluvia hacía imposible la disputa de un partido de fútbol. Las líneas del campo se hacían invisibles, y los rollos de papel que habían lanzado los aficionados al campo se habían convertido en una pasta que rodeaba las porterías.

Pese a todo, al árbitro del partido, Héctor Baldassi , le debieron temblar las piernas con tan sólo pensar que debía suspender un superclásico, y decidió hacer comenzar el partido quizá a sabiendas de que en 2, 5, ó 10 minutos debería suspenderlo. Con el pitido inicial los jugadores comenzaron a tocar el balón, hasta el minuto 10, en el que el árbitro se da cuenta de que el partido no se puede jugar. El hecho definitivo fue la primera vez que tocó el balón Juan Román Riquelme. El enganche de Boca dio muestras de que el balón no corría, y el colegiado decidió suspender el encuentro. Fue una pena para los espectadores y las televisiones, y una faena para los aficionados de La Bombonera, que llevaban muchas horas mojándose con la lluvia mientras esperaban el comienzo del superclásico que murió en un charco, y que se reanudará con el 0-0 en las próximas fechas.

Sea como fuere, fue un gran fin de semana, que finalmente se quedó sin el colofón del superclásico y dejó un sabor de boca amargo, pero los derbys y los partidos especiales no han hecho más que comenzar...

3 comentarios:

  1. ME DA BASTANTE PENA VER UN BOCA - RIVER DONDE AMBOS CONJUNTOS NO PELEEN POR NADA. HACE POCO SE DISPUTÓ OTRO DERBY GRIEGO COMO FUÉ EL AEK - PAOK, DONDE EL EX RACINGUISTA VITOLO FUÉ AMENAZADO DE MUERTE POR LA HINCHADA DEL AEK, DEBIDO A SU PASADO ATENIENSE.
    UN SALUDO

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  2. EL caso es que no debería dar tanta pena que Boca o River no esteén es su mejor momento sino alegrarnos por la aparición de otros equipos, me cansaba de tanta rivalidad.
    Saludos intercambiamos links?
    Guti, Héroe o Villano.

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  3. Me sorprendió el empate del Liverpool...

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