Nuevo fracaso europeo

Otro año más, y van seis, el Real Madrid se queda fuera de la Champions antes de comenzar. Contra uno de los rivales más asequibles que le podía caer en octavos, el equipo de Pellegrini se la ha vuelto a pegar en Europa. El proyecto de Florentino tenía un fin marcado desde hace meses. Toda la temporada estaba enfocada a un único y claro objetivo: ganar la Champions en el Bernabéu el día 22 de mayo.

Y ni siquiera llegó a cuartos, el Real Madrid acabó fundido, sin posibilidad de dar un paso. Dos ocasiones clamorosas falladas por el Lyon en el tramo final del encuentro impidieron una humillación aún mayor para el proyecto de los 300 millones de euros.

Siempre es fácil hablar después del partido y tras mirar el resultado, si la primera parte hubiera acabado 4-0, como perfectamente podría haber ocurrido, miles de alabanzas se hubieran lanzado sobre el Real Madrid y más de uno hubiera asegurado que la Champions ya tenía dueño. Pero no fue así, primero llegó el gol de Cristiano, tras un gran pase de Guti, y todo parecía que esta vez sería más fácil.

La euforia tras la remontada frente al Sevilla parecía no haberse apagado y durante toda la primera parte el Madrid siguió atacando como si no quedará tiempo, tiempo que luego hasta le sobraría. Los blancos salieron en tromba y a los 15 segundos Kaká tuvo la primera gran ocasión del encuentro, un remate que paró Lloris.

Los merengues siguieron atacando y controlando el juego, pero también corrieron como nunca, un despliege físico sin igual de Cristiano, Granero instalándose en el campo, Ramos subiendo una y otra vez por la banda, Guti buscando alternativas pero fundiéndose poco a poco, Kaká cogiendo la pelota para demostrar lo que vale e Higuaín queriendo reivindicarse dando a conocer sus goles a Europa; pero no fue posible. El ‘Pipita’ falló una clara ocasión tras regatear al portero y a puerta vacía estrellar el balón en el poste, ahí estuvo la eliminatoria. Más tarde, el argentino tuvo un disparo que repelió Lloris con una gran mano, en esta jugada, Ronaldo se quejó de que no le hubiera pasado la pelota.

Acabó la primera parte y, sinceramente, el resultado era malo, el Madrid se había dejado el alma en el campo para conseguir apenas empatar la eliminatoria y forzar la prórroga. Y como muchas veces ocurre, el descanso rompió el ritmo, el partido se puso de cara para el Lyon. Los franceses se hicieron con el control del juego mientras el cansancio comenzó a dar sus primeros síntomas en el conjunto blanco.

Claude Puel planteó un partido perfecto, aguantó el chaparrón de 45 minutos, sacó al campo a Gonalons y Kallström para reforzar el medio, puso a sus hombres a presionar arriba, y ahogó el juego del Madrid de raíz. Los blancos ya no se asomaban con tanta claridad a la meta de Lloris.

El partido llevaba una inercia, se veía venir el desastre, el Madrid jugaba de nuevo en el alambre. El Olympique empezó a terminar las jugadas, disparo alto de Govou, fuerte disparo de Lisandro desde lejos que rechazó Casillas. La cosa pintaba mal, el tiempo pasaba y un gol del Lyon mataba al Madrid.

Van der Vaart sustituyó a Granero y después Raúl salió por Kaká, pero en medio de estos cambios llegó el jarro de agua fría. Arbeloa se queda anclado atrás rompiendo el fuera de juego, Lisandro recibe de espaldas y cede a la llegada de Pjanic que fusila a Casillas.

La ilusión de los madridistas se hizo añicos, un año más se veían eliminados a las primeras de cambio. Algunos pensaban en un remontada épica en los 15 minutos que restaban, pero la suerte se acabó el sábado. El Madrid apenas inquietó con un par de centros al área y dos contragolpes casi le machacaron.

Una última cabalgada de Cristiano desde el medio campo daba una muestra de quién quedaba en pie. Los demás eran cadáveres en el campo. Una fatiga que vino de la primera parte y que Pellegrini viendo que la renta fue escasa no supo administrar en la segunda.

Final del partido y decepción absoluta, ahora, y como siempre, toca buscar culpables: las críticas crucificarán a Pellegrini, arrollarán a Kaká, mirarán a Florentino y se acordarán de Xabi Alonso. Lo que está claro es que un equipo con estos jugadores no ha sido capaz de ganar al Lyon más flojo de los últimos años. Algo inaudito que sigue alimentando la maldición de octavos.

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