Al comienzo de la segunda vuelta la ventaja del Barcelona sobre el Real Madrid seguía siendo de 12 puntos y casi todo el mundo daba la Liga por terminada. Sin embargo, era predecible y hasta lógico que tarde o temprano la enorme racha de los de Guardiola tuviera algún altibajo. Hace cinco jornadas llegaron las primeras señales que anunciaban que el ritmo de victorias iba a romperse.
Todo comenzó en El Sardinero, el Barcelona únicamente salvó los tres puntos gracias a que emergió del banquillo el pequeño pero gigante Leo Messi, que consiguió dos goles que sirvieron para remontar el gol de Zigic. Además, el segundo gol fue el tanto 5.000 del conjunto azulgrana en Liga, lo que permitió al argentino escribir su nombre en la historia del Barça. En la jornada 22 volvió el Barça por sus fueros y doblegó fácilmente al Sporting (3-1), con doblete de Etoo. Pero llegó el Betis, sacó la casta y evitó que el conjunto de Guardiola remontara un partido que se había puesto muy a favor de los verdiblancos. La figura destacada del encuentro fue Ricardo, el muro portugués que permitió al Betis sumar un punto y que obligó al Barça a perder dos.
A todo esto, el Real Madrid seguía su paso firme ganando cada partido de Liga, hasta conseguir en la pasada jornada la décima victoria consecutiva en Montjuic, lo que viene a confirmar que Juande Ramos ha resucitado al equipo blanco, no tanto en juego, sino en la facilidad que ha dado al equipo para aprovechar sus recursos arriba, y gracias también a una defensa más sólida que ha evitado la sangría de goles de la primera vuelta. Y mientras el Madrid sigue sumando de tres en tres, el Barça ha visto como en las dos últimas jornadas la Liga se ha puesto en serio peligro.
Todo comenzó en El Sardinero, el Barcelona únicamente salvó los tres puntos gracias a que emergió del banquillo el pequeño pero gigante Leo Messi, que consiguió dos goles que sirvieron para remontar el gol de Zigic. Además, el segundo gol fue el tanto 5.000 del conjunto azulgrana en Liga, lo que permitió al argentino escribir su nombre en la historia del Barça. En la jornada 22 volvió el Barça por sus fueros y doblegó fácilmente al Sporting (3-1), con doblete de Etoo. Pero llegó el Betis, sacó la casta y evitó que el conjunto de Guardiola remontara un partido que se había puesto muy a favor de los verdiblancos. La figura destacada del encuentro fue Ricardo, el muro portugués que permitió al Betis sumar un punto y que obligó al Barça a perder dos.
A todo esto, el Real Madrid seguía su paso firme ganando cada partido de Liga, hasta conseguir en la pasada jornada la décima victoria consecutiva en Montjuic, lo que viene a confirmar que Juande Ramos ha resucitado al equipo blanco, no tanto en juego, sino en la facilidad que ha dado al equipo para aprovechar sus recursos arriba, y gracias también a una defensa más sólida que ha evitado la sangría de goles de la primera vuelta. Y mientras el Madrid sigue sumando de tres en tres, el Barça ha visto como en las dos últimas jornadas la Liga se ha puesto en serio peligro.
Las últimas derrotas frente a Espanyol y Atlético han dejado muy tocado al Barcelona y han puesto al descubierto sus defectos: el nerviosismo de todo el equipo en el derbi catalán, los fallos de Valdés en Liga y Champions, las declaraciones de Etoo tan comunes como inoportunas, y todo esto unido a la notable ausencia de Iniesta. De nuevo el fútbol nos ha vuelto a enseñar que es imposible ganar siempre, y que no siempre Messi o Etoo pueden convertirse en héroes, porque a veces aparecen otros actores como Agüero y Forlán que saben interpretar el mismo papel, y ya se sabe que en el cuerpo a cuerpo la pelota puede caer hacia cualquier lado.
Estos últimos partidos nos han permitido ver como un Madrid simplón, con poco juego y que vive de la racha de Raúl o de chispazos de Robben e Higuaín, ha logrado poner nervioso a un líder que hasta hace poco parecía invencible.
Estos últimos partidos nos han permitido ver como un Madrid simplón, con poco juego y que vive de la racha de Raúl o de chispazos de Robben e Higuaín, ha logrado poner nervioso a un líder que hasta hace poco parecía invencible.
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